Una percepción común que se da sobre la psicoterapia, y en particular de personas que han tenido experiencias negativas con terapeutas, es que los psicólogos “damos consejos” como parte de nuestra práctica profesional, esta impresión tiene algo de verdad y un poco de mala comprensión.
La realidad es que el dar consejos no es la opción de tratamiento más recomendada (aunque sí es un recurso que se tiene como herramienta de emergencia en algunas situaciones), ¿quieres saber más?, en este post te cuento un poco más sobre ello.
El conflicto del consejo
Un consejo es definido como “Opinión o parecer que alguien da o recibe acerca de su conducta futura”.
Esto significa que cuando recibimos un consejo, generalmente proviene de una persona que confiamos que nos puede guiar y ayudar a saber qué hacer ante una situación que va a suceder, o que podría suceder de acuerdo a nuestras acciones previas.
Sin embargo, ese generalmente no es el rol de un psicólogo, si quieres que alguien te ayude con esas cuestiones, puede ser mucho más seguro preguntar a una persona cercana, que te conoce de más tiempo, conoce tu ambiente mejor, y quizás con experiencia de vida más útil en la situación por la que estás pasando.
¿Y entonces cuál es el rol del psicólogo?
Un psicoterapeuta tiene muchos roles, en situaciones donde el cliente no está muy segur@ de qué hacer, lo más idóneo es ayudarle a evaluar las condiciones en que se encuentra, posibles consecuencias, y estrategias para decidir el mejor curso de acción que puede tomar, no decirle qué hacer, Chris L. Kleinke (2002) menciona en el libro “Principios comunes en psicoterapia” acerca de 3 razones por las cuáles los terapeutas evitan dar consejo a sus clientes, citando las siguientes:
1. La cuestión de si es ético o no que los clínicos presuman saber qué es lo mejor para sus clientes.
2. El dar consejos puede animar a los clientes a depender de la sabiduría del terapeuta en lugar de pensar por sí mismos.
3. Habitualmente no funcionan, ya que las personas pueden entonces ignorar sus sentimientos, o ignorar el consejo en sí.
Kleinke, (2002), p. 29. Principios comunes en psicoterapia.

Mi perspectiva al respecto es parecida:
- Por más que yo considere que sé qué es lo mejor para mis pacientes, la realidad es que cada persona puede tener una mejor idea de lo mejor para sí mismas, asumir que yo sé más que ell@s es una falta de respeto, no sólo a su autonomía, sino también a su inteligencia.
- No me parece del todo justo dar consejos porque como terapeuta, las personas pueden confiar en mi juicio al ser un “experto” en conducta, como no voy a experimentar las consecuencias de las acciones de los demás, no es justo que les diga qué hacer, lo “justo” es ayudarles a saber qué opciones tienen, qué consecuencias tienen dichas acciones y ayudarles a balancear para que tomen la mejor opción informada.
- Una de las finalidades de la terapia es generar herramientas psicológicas, dar consejos puede ser perder la oportunidad de desarrollar una habilidad en mis pacientes, a veces es mejor trabajar la estrategia, y dejar que las personas generen resultados por medio de usarla, además son herramientas que pueden usar después y sin ayuda con problemas similares.
¿Los consejos son correctos en algún punto de la terapia?
Kleinke (2002) en el texto citado anteriormente, menciona que hay algunas circunstancias en que dar consejos es “adecuado”, aunque hay que recalcar que no habla precisamente de dar consejos, hay 2 situaciones donde dar consejos es “adecuado”:
- “Prescripción de la acción”: Esto es cuando al hablar de una meta determinada por cliente y terapeuta, el terapeuta ayuda a la persona a visualizar cursos de acción para lograr esa meta, a modo de “Si tu acción es ___, puedes esperar _____”.
- Por ejemplo: “Si expresas tu molestia de esa forma, podría ser que tu pareja se lo tome mal, ¿te imaginas alguna otra forma de decirlo?”
- Este tipo de guía ayuda al cliente a tener perspectiva, y poder evaluar qué efectos pueden tener sus acciones en sus problemas y en las demás personas, ayudándole a que piense respuestas alternativas que puedan servir mejor para arreglar problemas.
- Otra forma es por medio de comparaciones, el terapeuta puede usar frases como “alguna vez escuché de una situación similar, y se resolvió haciendo _____, considerando ese dato, quizás puedes adaptarlo a tu caso”.
- La última forma, se da cuando el cliente está dispuest@ a hacer algo que inevitablemente tendrá un “mal resultado”, aquí la intervención consiste en ayudar a ver las consecuencias que puede causar dicha acción, e invitar a la persona a pensar en diferentes soluciones por medio de reflexión y técnicas de solución de problemas, hasta encontrar una acción distinta que pueda tener mejores resultados.
Para concluir:
Solicitar consejos es sano, es una acción que puede aportarnos mucho para lograr tener más perspectiva para solucionar un problema, la experiencia de personas que hayan pasado por la situación que nos ocupa, palabras de guía y aliento de personas que nos quieren, o simplemente sentir que tenemos más de una opción, nos puede ayudar a afrontar mejor las situaciones, sin embargo, el espacio terapéutico puede no ser el lugar idóneo para buscar esto, si acudes a terapia es muy válido que solicites a tu terapeuta sus impresiones sobre situaciones complicadas, pero aún así es mejor que en la terapia se trabajen las estrategias, más que decirte qué hacer.
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