A la hora de formar hábitos, las creencias son de nuestros principales obstáculos, una idea que nos puede causar molestias, pereza o dificultad para mantener nuestra voluntad en la creación de nuevos hábitos, es la creencia permisiva.
Una creencia permisiva es un error del pensamiento que se da cuando nosotros nos “damos permiso de hacer cosas que no ayudan al buen hábito” mientras creamos hábitos positivos o queremos dejar hábitos dañinos.
Esto puede pasar, por ejemplo, cuando estamos tratando de llevar una dieta y se nos antoja algo, pensamos “bueno, lo voy a consumir, al cabo que no pasa nada, una vez es una vez”, al darnos permiso, nosotros estamos dándole a entender a nuestra mente que, si nos presenta tentaciones, vamos a ceder y caer en malos hábitos que no nos ayudan a cumplir nuestra meta.
Esto puede pasar al querer dejar de fumar (“sólo uno, como quiera me puedo controlar”), comenzar a hacer ejercicio (“si falto un día no pasa nada”), comenzar un proyecto importante para nosotr@s y otras situaciones, el problema principal está en que causan que perdamos el control de la situación, porque crear o mantener una conducta positiva depende mucho de la consistencia que tengamos y de qué tanto creamos que podemos “aguantar” a pesar de que queramos romper ese hábito.
Para comenzar a vencerla, es bueno entrenar nuestra capacidad de decir que “no”, y también nuestra confianza propia en que podemos decir que no a las tentaciones.
Cuando me ha tocado ver en mi práctica profesional que una persona tiene problemas con esta creencia, algo que funciona es planear respuestas para esas ideas, si quieres iniciar el ejercicio y tu mente piensa “si no voy un día no pasa nada”, una respuesta puede ser “bueno, al menos voy a ir al gimnasio, aunque no haga nada”, el truco está en que ya estando en el gimnasio, será más fácil que mejor decidas hacer tu rutina de ejercicio, otra respuesta puede ser “no es cierto que no pasa nada, mantener el ritmo es importante para continuar mejorando”.
Si el problema es comprar cosas con ideas como “me lo merezco, me lo voy a comprar esta vez”, vale la pena poner una pregunta “¿realmente lo necesito?”, ideas como esta pueden ayudarnos a controlar compras compulsivas que a veces podríamos hacer, o pensar también de qué formas alternativas podríamos usar ese dinero.
En resumen, las estrategias para manejar esta distorsión, son:
- Detener la idea, reafirmarnos por que es importante no ceder a la tentación.
- Antes de actuar preguntarnos, ¿realmente es mejor “darnos permiso”?
- Planear respuestas para cuando estas ideas surjan, esto también incluye pensar alternativas, ¿qué podemos hacer para darnos gusto, pero sin romper el hábito?
Controlar esta idea es una de las formas más efectivas de controlar hábitos negativos, ir creando hábitos positivos, ser constantes y combatir a la flojera, gula, ansias de compras innecesarias y demás, a la vez que “enseñamos a nuestra mente” que no vamos a ceder tan fácil y que nuestras decisiones requieren bases, ayudándonos para tomar mejores decisiones a futuro y con mayor prudencia.