Hay una gran cantidad de cosas a las que nos podemos aferrar que nos pueden causar problemas emocionales, una de ellas muy importante es la “necesidad” de control, que sucede cuando mantenemos y defendemos la idea de que debemos controlar las cosas que pasan a nuestro alrededor.
En terapia es común ver personas que se estresan mucho, esto suele pasar por la falacia de control, que es un tipo de pensamiento que va en 2 extremos:
En el primero la persona siente que es responsable de todas las cosas que suceden a su alrededor, entonces si alguien sufre o si algo sale mal, se estresan, aunque no sea su responsabilidad, en este caso causa estrés.
En el segundo, la persona siente que no puede controlar casi nada de lo que la rodea, entonces se esfuerza poco y al hacer menos esfuerzos, deja las cosas a la suerte; esta forma puede causar apatía y dañar la autoestima, porque la persona se llega a sentir incapaz de mejorar su vida si esta idea se mantiene mucho tiempo.
Lo ideal es alcanzar un punto medio, es cierto que no tenemos control sobre todo, pero sí tenemos control sobre algunas cosas, especialmente nuestras acciones, emociones, pensamientos, nivel de voz, etc., pero las cosas como las reacciones de otros, el cómo se sienten los demás y algunas otras ideas con respecto a nosotros son su elección, no nuestra.
El tip principal para vencer esta distorsión es hacer reflexión con el fin de identificar las cosas sobre las que si podemos hacer algo y las que no, nos sirve principalmente a no causarnos estrés en nosotr@s mism@s y a ponernos expectativas realistas, que nos ayuden a ser flexibles y más felices sin tratar de controlar cosas que no podemos.