
Hay ciertas cosas que los padres deben realizar para que sus hijos tengan un pronóstico de salud mental más positivo en la adolescencia y en la edad adulta, como:
- Dar cariño adecuadamente.
- Darles su lugar para que crezcan.
- Permitirles ser niños.
- Impulsar la valoración que se dan a sí mismos
- Fijar límites.
La frustración en los niños ayuda a alimentar la creación de límites y de autocontrol en los niños(as), pues les da una oportunidad para conocer dos hechos de la vida:
- Que no podemos obtener todo, y que a veces no importa cuánto berrinche hagamos, simplemente hay que aceptar que a veces no obtendremos algo.
- Que el hecho de no obtener lo que quiero siempre, no significa que haya algo mal en mí, sino que a veces no depende de mí.
¿Qué es la frustración?
La frustración se da cuando esperamos algo, y no lo obtenemos, los niños (al menos aquellos que han sido satisfechos en los cuidados), esperan que los padres cubran sus necesidades, el problema es que alcanzada cierta edad, los padres no pueden seguir haciéndolo sin que deje secuelas, esta “frustración educativa”, debe iniciar alrededor de los 2-3 años.
En contraste, la tolerancia a la frustración, es la capacidad de aceptar que las cosas no sean siempre como queremos, usar la experiencia como aprendizaje evitando la autocrítica, y generar paciencia para esperar los premios por nuestro esfuerzo.
Características de niños con poca tolerancia a la frustración.
Cortejoso (2012, en Rodríguez, S/F) describió las principales características de poca tolerancia a la frustración, las cuales son:
- Más dificultad para controlar emociones.
- Más impulsivos e impacientes.
- Pueden llorar y hacer berrinches fácilmente si no obtienen lo que quieren al momento.
- Exigentes.
- Tienen más probabilidad de tener ansiedad o depresión que otros niños.
- Todo lo que no les beneficie lo ven injusto, son egocéntricos.
- Son poco flexibles y tienen dificultad para adaptarse.
- Pueden desarrollar pensamiento blanco y negro (Todo o nada).
Además, si no se hace esta frustración una consecuencia puede ser personas manipuladoras, que saben que si insisten mucho o usan tácticas como condicionar su amor, hacer berrinches, u otras, obtendrán lo que quieren tarde o temprano.
Esto puede funcionarles con sus padres o pareja, pero difícilmente en un trabajo, por lo que se pueden volver personas que no tienen estabilidad, pues la buscan a base de amenazas, sin importar lo inconveniente que sea.
Algunas medidas para frustrar sanamente a los niños.
1. Aprender a decir “no”
A veces es difícil decir que no a los niños, tanto por ver su reacción de tristeza, como por el miedo al berrinche, siempre es bueno recordar que los niños no tienen el control, los adultos somos quienes tenemos la autoridad de decir qué cosas sí y cuando, y poner reglas claras para ganar las cosas, está de sobra decir que eso no nos da derecho a mentirles o agredirlos, las reglas deben ser justas.
El no es no, sin excusas, frases como “no te compro el dulce porque no traigo dinero”, sólo crean un problema, pues si el niño o niña identifica que tenemos dinero, no va a funcionar, con un no es más que suficiente.
2. No ceder a condicionamiento de los niños.
Un niño(a) puede decir que hará algo para ganarse algo, eso es muy bueno, pues le enseña el precio de las cosas y motiva disciplina y una relación donde ambas personas reciben.
Pero frases como “si no me das el dulce, ya no te quiero”, “bueno, ya no eres mi mamá”, no se deben responder, porque podemos transmitir la idea de que la manipulación funciona, hoy nos lo hacen a nosotros, mañana a sus parejas.
Cuando permitimos manipulación, esta va creciendo y manteníendose, hoy es a nosotros, mañana será a las demás personas.
La mejor forma de responder a estos intentos, es ignorarlos o responder asertivamente, por ejemplo:
- “Sé que dices eso porque estás enojado(a), pero se que me quieres, y yo a tí”.
- “Siempre voy a ser tu mamá, por eso te estoy cuidando”.
- “Que mal si no me quieres por un dulce, pero yo se que me quieres por otras cosas”.
3. Perder miedo a frustrar a los niños.
- El punto ideal de frustración es variar, así damos oportunidad de ser flexibles y adaptarse a los niños.
Es común que los padres piensen qué cosas hacer o evitar, con el fin de no causar traumas psicológicos a sus hijos, por lo que muchos los sobreprotegen de la frustración, frustrar moderadamente, no causa daños psicológicos, y previene problemas como los ya mencionados, algunas cosas positivas que genera la frustración son:
- Ayuda a generar paciencia en los niños.
- Ayuda a aumentar el autocontrol de emociones y conductas en los pequeños.
- Contribuye a la formación del autoestima, al frustrar no hay que condicionar el afecto, decir, por ejemplo “no te doy el dulce, pero igual te quiero, sólo que no siempre te lo podré dar”, ayuda a preservar el autoestima sano.
- Al frustrarse, los niños aprenden a hacer cosas nuevas para portarse mejor o solucionar problemas, así que al frustrarlos, les estamos enseñando a ver opciones al no obtener lo deseado, opciones más sanas que tirarse a llorar o rendirse.
El punto adecuado, es frustrar y premiar de forma variada, así transmitimos a los niños la idea de que a pesar de que en ocasiones no obtengan lo que quieran, esa oportunidad se dará, y que no se acostumbren a la comodidad eterna, para que puedan afrontar mejor los inconvenientes que les ocurran en el futuro.
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Gracias por leer el post, espero que te sea de utilidad.
Referencia:
Rodríguez, R. (S/F) La frustración en la etapa de educación infantil. (Trabajo de Fin de Grado) Facultad de Educación y Trabajo Social. Universidad de Valladolid.