Los regaños son esenciales en la crianza, ayudan a marcar límites y a crear valores en los pequeños, de lo que poco se habla, es de las formas de regañar.
La psicología conductista, ha desarrollado técnicas diversas para castigar una conducta, para clarificar, un castigo en psicología es:
Toda acción que está enfocada a reducir una conducta indeseada (como gritos, golpes, insultos). Hay dos diferentes tipos de castigo, dependiendo de la forma en que se realice.
Los dos tipos de castigo se nombran castigo positivo (que es cuando agregamos algo molesto, como ponerle a lavar trastes o a recoger basura que tiró) y castigo negativo (que es cuando quitamos algo agradable para la persona, cómo quitándole un videojuego).
La razón de esta introducción, es que, un regaño es un tipo de castigo (positivo, por cierto), y es muy importante conocer su finalidad y cómo funciona, de eso hablaré en futuras publicaciones, por ahora, hablaré de los puntos a seguir y a evitar para que nuestro regaño sea efectivo, sin más que agregar, pasemos a los puntos:
1. Evitar la violencia.
La violencia es contagiosa, es casi imposible generar violencia sin recibirla, es por eso que es vital evitarla para un regaño efectivo.
La violencia física, los gritos, insultos, empujones, son reacciones que no debemos hacer, pues al realizarlas, sólo aseguramos que vuelvan a nosotros en forma de agresión; en el caso de los pequeños es aún peor, pues pueden dejarles secuelas emocionales, un niño/a agredido dejará de tener confianza en su cuidador y puede tener reacciones hostiles, de rebeldía o cuestiones más graves como ansiedad, depresión o problemas académicos derivados del dolor emocional.
Sumado a esto, un niño que vive en un ambiente lleno de violencia, aprenderá que gritando, insultando, rebajando y golpeando se solucionan los problemas, lo que sólo le causará problemas a futuro.
2. Ponerse a la altura del niño.
Una acción positiva que puede mejorar la actitud de los niños a recibir instrucciones y aceptar los regaños de forma proactiva, es bajarse a su altura, de esta forma, se facilita que el niño(a) se sienta comprendido, además, el acercamiento ayuda al adulto a disminuir el volumen de la voz, facilitando que el niño escuche sin sentirse agredido, un regaño tranquilo es mejor que cualquier cantidad de gritos.
3. Jamás usar etiquetas.
“Eres un niño malo”.
La frase anterior es la forma incorrecta de regañar, ya que el niño puede aprender que no es digno de amor u otras ideas por hacer algo indebido.
Lo correcto es evitar a toda costa las etiquetas, que son juicios de valor que describen a las personas como si fueran siempre de cierta forma, lo ideal es, en lugar de decir “eres malo”, cambiarlo por “lo que hiciste estuvo mal, pero se que eres bueno(a)”.
Otro ejemplo es que, en lugar de decir ” me caes mal cuando gritas”, digamos “me caen mal tus gritos, pero te sigo queriendo”; siempre criticar la acción, no al niño/persona.
4. Evitar las comparaciones.
Hay muchas razones por las que comparar no es una forma adecuada de regañar a un niño, en primer lugar, puede aprender que lo único que importa es hacer las cosas tan bien como x persona, y terminará siempre comparándose con los demás para conocer su valor.
Por otro lado, puede aparecer apatía, de forma que al comparar, lo único que lograremos, es que el niño deje de esforzarse por mejorar, ya que sabe que igual siempre va a hacer las cosas peor que otra persona, perdiendo la motivación para esforzarse.
5. Explicar el por qué del regaño.
Regla vital para un regaño: Explicar la razón del mismo.
Si sólo regañamos, los niños aprenden que pegar está mal, pero no saben por qué, si un niño aprende que “si pego a los demás, me van a regañar”, el regaño no va a servir al momento que no haya adultos vigilando, porque el niño sólo tendrá miedo a un castigo, y si no lo ven, no lo pueden castigar.
En cambio, si explicamos “es incorrecto que golpees a otros niños porque les duele”, los niños pueden entender que la acción está mal porque lastima a otros, desarrollando mejor conducta, y estimulando la empatía en los más pequeños para que tengan consideración con los demás al ir creciendo.
Una buena explicación sirve para mucho más que para reducir las conductas indeseables, porque les enseña las consecuencias de sus acciones para los demás, y ayuda a la comprensión de reglas sociales para el buen comportamiento en distintos ámbitos.
6. Cumplir con nuestra palabra.
Al ver una mala conducta, lo ideal es anunciar un castigo para el niño si vuelve a ocurrir, pero es aún más importante cumplir con la “amenaza” si ocurre de nuevo la conducta indeseable.
Si un pequeño(a) aprende que es verdad que lo van a castigar, no hará conductas indeseables; en cambio, si sabe que los castigos que se le anunciaron no ocurren, pueden aprovecharse de la buena voluntad de los padres, cumplir con los castigos que se anuncian fomenta el respeto de hijos a padres.
7. Regañar de inmediato.
La psicología conductista dice que una consecuencia (positiva o negativa) va a predecir qué pasa con la conducta, si es positiva aumenta, si es negativa disminuye.
La consecuencia es el premio o castigo, lo más importante, además de que sea efectivo (sirve más quitar un celular a un adolescente que gusta de socializar, que quitarle un libro), es que sea justo al momento de la acción que queremos cambiar, entre menos tiempo pase, los niños podrán asociar mejor qué va a pasar si siguen haciendo cierta cosa, ayudando así al cambio de comportamiento.
Estos son 7 consejos a seguir para un regaño efectivo, más adelante hablaré sobre los tipos de castigos y formas de premiar conductas, cómo diseñar premios y castigos efectivos y demás, si te sirvió o crees que puede servir a un conocido, te invito a compartirlo y comentar dudas, todas se buscará responderlas de la forma más didáctica y aplicada, un saludo cordial.
Un comentario en “7 Consejos para regañar efectivamente a un niño”