Hay un viejo proverbio que más o menos dice “la sangre es más espesa que el agua”, lo que significa que los lazos familiares son lo más importante que existe. En teoría así debería de ser, pero la realidad no siempre funciona de la forma que debería, muchas veces esta creencia de que hay que amar a la familia a toda costa o sino estamos mal es una idea tóxica, porque nos fuerza a tener relaciones con personas que nos puedan dañar.
No es bonito cuando hay personas que son presionadas para “querer” a ciertos familiares, sobre todo si tomamos en cuenta que muchas familias viven violencia o abuso de diversos tipos, y si alguien trata mal a otras personas, estas personas tienen todo el derecho de alejarse, sin sentirse culpables, cosa que no siempre las sociedades permiten.
Un mito que a veces se dice, es que a tu sangre la quieres porque es tu sangre, esto es una confusión grande, para querer a alguien, tenga nuestra sangre o no, nos tiene que tratar bien, la sangre no basta para que una relación sea sana para nosotr@s. Por supuesto que sería mejor que nuestra familia sea considerada, buena, protectora, empática, pero no todas las personas tenemos la misma suerte, entonces juzgar si una persona no valora a ciertos familiares está fuera de lugar.
El punto de esta publicación es invitar a que no juzguemos a esas personas que quieren alejarse de algún familiar para ya no sufrir, pues pueden tener buenas razones para tomar esta decisión (que no es nada fácil).
Y si es tu caso, no estás mal, tienes derecho a buscar relaciones que te ayuden a estar bien, a crecer, a sentirte segur@ y apoyad@, no sólo se pueden formar relaciones profundas con “nuestra sangre”, también con amigos, mascotas y más que en cierta forma se vuelven nuestra familia, incluso se lo ganan y sí las puedes elegir.